Quizá alguno de los lectores haya tenido la suerte de leer hace años un libro, Silvia y la Máquina Qué. El típico de la colección de El Barco de Vapor, serie naranja. Una historia simpática que más de uno recordará con cariño y que siempre se puede releer en tiempos de agotamiento debido al estudio. (Puede haber algún spoiler por ahí suelto. Quedáis avisados.)
En el valle de Arás, según el abuelo Prudencio, la técnica no funciona. Pero eso no es nada nuevo, llevan así treinta y tres años. Desde que cerró la Factoría. Ni las horribles tormentas diarias ni los innumerables accidentes y averías consiguen que los seis ancianos que quedan en el pueblo, y una niña (Silvia) a la que todos han adoptado como nieta, decidan marcharse de allí. La razón es que son aragoneses y no se van a dar por vencidos con tanta facilidad.
El abuelo Esteban, en su viaje trimestral a la ciudad, ve un anuncio en el periódico, que cree que podrá cambiar su vida, igual que aquel otro que apareció cuarenta años atrás. Entonces animó a sus vecinos a responder al anuncio y se hicieron ricos, muy ricos, gracias a la Factoría de cubitos de sopa que instalaron los suizos en su valle. La época de prosperidad fue breve, y tras ella hubo largas décadas bastante duras para los habitantes de Arás. Así que Esteban decide responder también a este anuncio...
Y una serie de locas aventuras empiezan a suceder. Contarán con la ayuda del usurero Samuel Zinc, y de Eguíluz, y descubrirán un montón de cosas interesantes sobre la Factoría, que podrían explicar su repentino cierre tanto tiempo atrás. Además, la presencia de unos extraños viajeros y de la Máquina Davidson & Prokofiev Número Seis no parece ninguna coincidencia...
Para mi gusto, es un libro chulo y despejante que no tiene edad, con un pelín de ciencia-ficción, misterio e intriga, y sobre todo, muchas risas aseguradas con el castizo humor aragonés de los personajes, que luchan tenazmente para conseguir todo lo que se proponen. Y es divertida la atmósfera typical Spanish de los años cincuenta en que está ambientado el libro.
Lo de la ciencia-ficción viene representado por las Máquinas de Davidson & Prokofiev, dos originales inventores que sorprendieron al mundo con sus artefactos algo inquietantes capaces de hacer maravillas.
5 comentarios:
Lo cierto es que... ¡no me acuerdo de nada!, jajaja. Y hasta que no fui leyendo lo que escribes el título no me sonaba de nada. Con lo que cuentas, sí me suena que debí leerlo, pero ya te digo que no me acuerdo. Por otra parte, ¡hace tanto tiempo del barco de vapor! Hasta que no tenga hijos o sobrinos no creo que vuelva (creo que mi madre dio todos los libros a los colegios cuando crecimos). Ahora cuando necesito desconectar leo Harry Potter, o poesía, o algo distinto de lo que esté leyendo ;D
Está bien, lo que pasa es que yo me sé Harry Potter de memoria :) Aunque también lo leo de vez en cuando.
Y para desconectar suelo ir al baúl de los recuerdos, pero a veces encuentro algún libro nuevo, como "El mundo perdido". Es lo que tiene el estudio, acaba uno desvariando un poquillo.
De poesía tengo uno que se llama "Letras de clave y contrapunto", de un señor que era físico teórico. A lo mejor te puede gustar.
Pues fuiste tú la que medio me convenció para leer "Silvia y la máquina Qué", ahora no disimules! jaja!
jeje, hace tiempo que no estudio y por más que quiera rememorar el cansancio psicológico no soy capaz :P así que no tengo libros de desconexión, sino una lista enorme de libros que quiero leer cuanto antes: procuro alternar entre ciencia, joyas de literatura clásica, y lo que sea. Pero funciono mucho en base a los plazos de las bibliotecas...
P.D: No me creerás, pero te prometo que no soy capaz de acordarme de "Silvia y la máquina Qué", sé que lo he leído porque me suena, y porque claro que me fío de tu palabra (más que mi memoria, que últimamente se parece a la de Dori la de Nemo :P), pero no recuerdo nada más, I'm sorry
No te preocupes, es que yo tengo una memoria como la de los viejos :) Me acuerdo de cosas remotas. En Salamanca las bibliotecas son generosas en cuanto a plazo. Aquí en Oviedo tengo que hacerme socia todavía... Créeme, el cansancio psicológico no es ninguna broma :P
Yo también tenía memoria de abuela, pero ahora debo de estar empezando con Alzheimer jejeje (viene de familia). Los plazos de las bibliotecas son generosos pero yo soy muy ambiciosa y si saco más de lo que puedo leer en el plazo... luego pasa lo que pasa.
Y no me tomo a broma el cansancio psicológico que dejan los exámenes, porque lo recuerdo muy bien. Solo que la vida sigue y evoluciona :) y dejas atrás hasta eso ;D
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