17 de junio de 2012
Escritos del tiempo que fue (IX)
"De la bruja buena Marcelina y otras cosas increíbles" - Cuento infantil
Una vez, en un lejano lugar llamado la Ponderosa, existió una bruja buena. Nadie sabía su verdadero nombre, pero los pocos que lograban verla le decían Marcelina.
Tenía esta bruja un listo cuervo que viajaba con ella y cuya saliva tenía la facultad de curar.
Los gnomos que vivían bajo las raíces de los árboles y dentro de las setas se llevaban bien con Marcelina, y le ofrecían sabios consejos antes de subir los montes con alegría y bajar los valles con ilusión.
Volaban los gnomos encaramados en águilas y búhos, Marcelina pilotaba con mucho arte una avioneta. Solía pasar a toda velocidad sobre la Ponderosa, y algunos niños la saludaban desde abajo agitando la mano. Muchas veces se equivocaban y saludaban a conductores de avionetas corrientes y molientes, pero no perdían la esperanza de ver en alguna ocasión a la bruja buena Marcelina.
Había en casa de Marcelina unas viejas tijeras. Yo las probé una vez y no logré que funcionaran. Pero la bruja sabía hacer maravillas con ellas. Daba tijeretazos aquí y allá con maestría y hacía trajes para los niños. Eran, eso sí, unos trajes muy especiales: trajes de peregrino, de hada e incluso de hombre de las cavernas, lo que ellos le pidieran.
Así que, si algunas vez lográis llegar a la Ponderosa, buscad a la bruja Marcelina.
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